ISABEL QUINTANILLA: El perfeccionamiento de su arte en Roma.
Isabel, casada con Francisco López, recien casados se fueron a Roma a la Academia
de España, aparte de la pintura mural del Renacimiento, de Giotto a Piero de la Francesca, pasando por Rafael, el gran descubrimiento de los jóvenes artistas fue la pintura romana de la
Antigüedad.
Durante
los seis años (1953-59) que pasó en la Escuela de Bellas Artes, Quintanilla estudió una serie de medios diferentes y siguió desarrollando su estilo. Esta experiencia también fue esencial en el
ámbito personal, ya que allí trabaría amistad con artistas como Antonio López o Francisco López Hernández, y con el escultor Francisco López, con quien se casaría en 1960.
Ese mismo año, la recién casada Quintanilla se trasladó a Roma después de que la Academia Española concediera una beca a su marido. “Para mí fue una época tremendamente importante. La ciudad era
tan abierta, tan diferente de la España de entonces. Alternábamos con artistas y exiliados españoles, como el poeta Rafael Alberti.”
“Parte de la beca de mi marido implicaba el estudio de las tendencias artísticas en todo el continente, así que compramos un Seat 600 y nos recorrimos Europa de arriba a abajo. Visitamos Londres,
París, Grecia… Fue maravilloso.”
Durante su estancia en Italia, Quintanilla celebró su primera exposición en la galería Caltanissetta de Palermo, donde por primera vez presentó al público sus obras realistas
únicas.
Renombre internacional
A
su vuelta a España en 1964, Quintanilla siguió pintando y exponiendo sus obras y se hizo con el apoyo de la crítica a pesar de la indiferencia del público. “El realismo no gozaba de popularidad,
mucho menos si era de una mujer. En muchas muestras oía a los hombres hacer conjeturas abiertamente acerca de que el arte estaba en exposición gracias a los contactos familiares, no al verdadero
talento.”
Mientras que sus obras eran bienvenidas en espacios como las galerías madrileñas Edurne y Egam, la Fundación Rodríguez Acosta de Granada y La Pasarela de Sevilla, gozaban de especial popularidad
en Alemania, donde las exposiciones acogieron la obra de la artista en las galerías Meyer-Ellinger de Frankfurt, Brockstedt de Hamburgo y Kunsthalle de Darmstadt.
ANTONIO LÓPEZ
Nació en Tomelloso en 1936.Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1985, Premio Velázquez de las Artes Plásticas en 2006. Inició su vocación de la mano de su tío Antonio López Torres,con 14 años ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Madrid.En 1955 inició un viaje a Italia con el grupo de los 7: Amalia Avia, Francisco López, Julio López,Maria Moreno,Esperanza Parada, Isabel Quintanilla, todos se conocieron en Bellas Artes y con extraordinarias afinidades se dedicaron al Realismo.
Marca en sus paisajes una línea divisoria entre la ciudad y el cielo, característicos sus puntos de vista altos en sus paisajes urbanos de Madrid. Una línea corta nítidamente en dos el lienzo.Un horizonte que tiene un carácter simbólico y delimita el campo visual del hombre, se mueve siempre con él, enraiza al hombre en el espacio a la vez que constituye un límite absoluto. EL HORIZONTE AMPARA Y ORDENA EL TERRITORIO QUE CIRCUNDA.Estan indisolublemente ligados, es como un elemento ordenador del espacio. "El cuadro nunca se termina, siempre queda abierto" dice el autor, al que dedica años en cada lienzo..Ese es el secreto del "crecimiento" inagotable de su vitalidad. La ciudad es protagonista de gran parte de su obra, pero el ORDEN NO ES SIEMPRE GEOMÉTRICO,EL OREDEN SE ACUERDA ALLÍ DONDE LA HISTORIA DE LA FAMILIA...también afecta a la memoria, porque el espacio central de la vida del hobre es también la casa. Los temas que aparecen en su obra, rincones domésticos casi CONTEMPLATIVOS, salidos de Zurbarán o Sánchez Cotan, la BELLEZA HUMILDE DE UN PATIO, de un aseo..del BODEGÓN A LA VISTA URBANA, DE LO ÍNTIMO A LO MÁS GLOBAL. Porque para terminar por la abstracción, hay que pasar antes por la realidad"
Para él, las mordeduras en baldosas o espejo, encarnan los estragos de la edad, el reflejo del vidrio en el cristal, la escena del cuarto de baño, influido por el cine, tiene un carácter secuencial, que exige un movimiento panorámico, una constante y dinámica fragmentación del espacio.Una línea que separa dos perspectivas. Trabaja las perspectivas curvilíneas y de "ojo de pez" en su ventana de noche, aún inacabada.
María Moreno, Mari, lleva más de cincuenta años con Antonio López. Se casaron en 1961 y al lado del genio ella ha sido una pintora admirada por el mundo del arte, pero muy poco conocida por el público.
Antonio López asegura que es la luz que le ha guiado en el arte y la vida.
"La persona de Maria y su pintura, extraordinaria, hablan de algo, se refieren a algo que me parece que tiene mucho valor, que es la pureza, la pureza de las cosas, en un mundo impuro, no el mundo de ahora impuro, el mundo es impuro. Y a mí eso me parece que es un regalo", explica a Efe el pintor.
"La pintura de Maria me parece extraordinaria, aporta algo en relación con lo espiritual tan elevado, tal alto, tan raro, como por ejemplo la obra de Juan Gris", precisa Antonio López.
Él no ha visto el documental, y no sabe si ella, que dejó de pintar hace tres años, se dará cuenta de que es la protagonista. "Creo que no -subraya el pintor-, pero es muy difícil de saber, porque hay momentos en que parece que se da cuenta, pero incluso cuando expuso en la Galería Claude Bernard de París, lo vivió como una cosa normal".
"Crónicas" ha viajado hasta París para hablar también con el mítico galerista Claude Bernard, que en 1990 hizo una exposición en su galería de la Rue des Beaux Arts en París, la última individual de la artista, cuya obra, dispersa, intenta recuperar su hija María López Moreno, sobre todo desde que en 2012 el Ayuntamiento de Sevilla manifestase su intención de hacer una gran antológica y reunir sus pinturas de más de medio siglo, de 1957 a 2012.
Aparecen en la cinta, además de su familia, compañeros del grupo de los realistas de Madrid, como Francisco y Julio López Hernández; el director de cine Victor Erice, cuya película "El sol del membrillo" produjo ella; el director del Thyssen, Guillermo Solana, el crítico Francisco Calvo Serraller, el escultor Tomás Bañuelos o el pintor Pepe Carretero.
"¿Pintora en la sombra?". María Moreno, que aunque coincide en el nombre no tiene ninguna relación familiar con la artista. Sus hijas creen que no, que ella ha tomado siempre las decisiones que ha querido y que la relación con su arte le ha hecho muy feliz.
"No es una pintora oculta, ni menor, ni secuestrada -aclara a da Efe su hija María López-. Ha tenido una vida plena, fantástica y maravillosa".
"Maria -cuenta ahora Antonio López- tampoco ha tenido un empeño en resaltar su condición de pintora, ha tenido una actitud humana muy generosa. Si no hubiera estado yo tan cerca de ella, hubiera sido todavía más grave, habría igual dejado la pintura, es una forma de hablar, claro, pero yo he estado siempre defendiendo su tiempo para que pintara, por ella y por mí que me gustaba mucho lo que hacía".
"Mari -sostiene- ha vivido la pintura como habría que vivirla, ha sido muy generosa, valoraba más otras cosas, ha sido así. Lo que pasa es que si no tienes una persona cerca que te estimule de vez en cuando igual se adelantan a la pintura otras actividades que a lo mejor te parecen en el presente más necesarias, que es la familia".
"Y luego estaba cerca de gente muy brillante, no es que ella no sea brillante, me parece más que brillante, pero estaba junto a gente que vivía la pintura de una manera muy profesional. Pienso en todo el grupo nuestro, yo he sido muy profesional, Francisco López también, Carmen Laffón también, Lucio Muñoz... es que si no, no hubiéramos podido salir adelante, estábamos en un mundo de mucha dificultad y había que estar muy atento para poder ir aprovechando lo que te iba llegando y seguir trabajando".
Por Concha Tejedor.
Nació en Santa Cruz de la Zarza, Toledo, el 23 de abril de 1930
Pasó su infancia y juventud en el Madrid de la guerra y post-guerra civil española que marcó su vida y su obra pictórica.Comenzó su formación artística en el estudio de Eduardo Peña en la década
de 1950.
Posteriormente realizó su formación oficial en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, en donde coincidió con muchos de los grandes pintores de su generación,
entre ellos Lucio Muñoz, que fue su marido, con Carmen Laffon y Antonio López, entre otros.
Su primera exposición individual la realiza en Madrid en la galería “Fernando Fe”, y expone en numerosas muestras sobre el realismo español por todo el mundo.
En 1997, le es concedida la Medalla al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid, tras la Exposición Antológica que realizó en el Centro Cultural de la Villa de Madrid.Su pintura de corte realista, tiene como tema fundamental las calles de Madrid en sus primeros años, en la década de 1980 comenzó a pintar también interiores.En su primera época su obra denota un carácter más social, aunque la figura humana irá paulatinamente desapareciendo de sus pinturas. La propia pintora reconoció en diversas ocasiones que la suya “no es una pintura hiperrealista, que no busca la perfección técnica, sino ser capaz de reflejar la huella de lo humano, de esas vidas anónimas que tanto le atraen”. En la década de 1980 comenzó también a pintar interiores, siempre captados con la misma atmósfera personal y subjetiva que caracteriza toda su pintura.
JULIO LÓPEZ- abc
En febrero cumplirá 86 años. A una edad en la que el común de los mortales disfruta de la jubilación, él sigue trabajando incansable e inaugura 2016 con dos exposiciones en Madrid: es uno de los protagonistas de la muestra que el Museo Thyssen dedicará al realismo madrileño. Pero eso será en febrero. Antes expondrá en solitario en la Academia de Bellas Artes bajo el título «Camino inverso». «Se llama así porque trata de desandar el camino de la escultura a la idea, al dibujo previo. Mis esculturas se reencuentran y dialogan con los dibujos que las originaron. Yo hago dibujos muy acabados, que no son bocetos, y de grandes dimensiones. Son la esencia de la creación de un escultor». Al quedarse viudo empezó también a escribir. Publicará, coincidiendo con la muestra, un libro, «Notas a pie de obra», en el que hace comentarios sobre «la médula de mis creaciones». No faltarán en la exposición algunas de sus piezas más conocidas, como «El pintor del Prado» o los homenajes a Lorca que lucen en la madrileña Plaza de Santa Ana y el Teatro Español. Ha hecho un nuevo tributo al poeta, «Víznar».
Se lamenta de que se ha establecido una especie de rutina: reconociendo a su gran amigo Antonio López, cabeza visible del grupo realista, «nos reconocen a todos los demás, que somos unos parias. En el arte abstracto las personalidades se marcan más que en el realismo, donde parece que todos somos lo mismo. Y somos tan diferentes como pueden serlo los abstractos. A Feito nadie lo compara con Saura ni con Palazuelo. En la figuración parece que se diluyen las personalidades. Pero hay diferencias muy claras. Yo no soy un realista nato, me meto más en el terreno simbólico, poético». ¿Se ha arrinconado al realismo en el arte contemporáneo? «No. El realismo está hoy tan vigente como la abstracción. Algunos de los movimientos más actuales (las perfomances, las instalaciones) casi necesitan el lenguaje identificable del realismo: la figuración. Aunque hubo un tiempo en que fue apabullado por la exuberancia y sublimidad de lo abstracto».
"Esperanza Parada [San Lorenzo de El Escorial, Madrid, 1928-Madrid, 2011] solo tiene dos obras en la exposición, porque tuvo una carrera discontinua como pintora. Estuvo al principio con el grupo, pero luego empezó a trabajar en la galería de Juana Mordó y abandonó la pintura a temporadas. Pero los dos bodegones que hemos reunido, de 1959 y 1962, reflejan muy bien el punto de partida del que arranca el grupo. Son dos bodegones con ventana muy bonitos, muy italianizantes. Por destacar uno de ellos destacaría el que se titula Después de misa".