Diego Angulo destacó, junto con la capacidad del pintor para no repetirse y su dominio de la gesticulación en los personajes secundarios, que con la diversidad de sus reacciones profundizan los contenidos narrativos, donde por medio de la luz y el gradual desdibujamiento de las formas se alcanzan notables efectos de perspectiva aérea.Con el mismo tono amable y anecdótico, atraído por los desheredados y la gente sencilla, con sus reacciones espontáneas...PARECE PARAFRASEAR AL CARDENAL KASPER: "UN POCO DE MISERICORDIA HACE UN MUNDO MAS JUSTO Y MENOS FRÍO"
"¿Habéis pensado-dice el Papa Francisco- en la paciencia que tiene Dios con nosotros? Siempre tiene paciencia, es la misericordia, nos espera, nos comprende, nunca se cansa de perdonar. Y recordemos al profeta Isaías cuando dice que aunque fueran nuestros pecados tan fuertes, la misericordia de Dios los haría blancos"
" Nosotros tambien tenemos que aprender a ser misericordiosos con todos, y por eso pedimos la intercesión de la Virgen, que ha tenido en sus brazos a la misericordia de Dios hecho hombre"
Rasgo de arrepentimiento es que comparece con el cabello rapado y se arrodilla ante el padre. Viste andrajos con agujeros. El anciano lo acoge con un gesto amoroso y casi protector, expresando así sentimientos de misericordia y compasión. Coloca las manos amorosamente en la espalda del hijo. Mientras... a la derecha, observa la escena un personaje identificado como el hijo mayor; viste de manera lujosa y con un yelmo dorado.
BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO (Sevilla 1617-1682) pintó entre 1666 y 1670 «seis jeroglíficos que explican seis de las obras de Misericordia» para la nueva iglesia que, impulsada por Miguel de Mañara, construía la Hermandad de la Caridad, a la que el pintor había ingresado en 1665. En 1672 entregó otros dos cuadros de altar, los únicos que junto con dos de los jeroglíficos de las obras de misericordia se conservan en su lugar.
La peste que en 1649 en Sevilla produjo efectos devastadores, redujo la población a la mitad, contabilizó 60.000 muertos.Las clases populares más afectadas se agolpaban a las puertas del episcopado para recibir la hogaza, y cientos de pobres "vergonzantes" quedaron bajo la protección de la Hermandad de la Caridad, revitalizada en 1663 por Miguel Mañara, padrino de bautismo de 2 hijos de Bartolomé Esteban Murillo, quien contrajo matrimonio con Beatriz Cabrera, hija de una familia de plateros, con quien tuvo 9 hijos.
Sevilla cuando nació Murillo era una ciudad cosmopolita, ostentaba el monopolio del Comercio de Indias y contaba con Tribunales de Justicia, entre ellos la Inquisición, Casa de Contratación.