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Encontrarás en este enlace la exposición" Belleza encerrada" del Museo del Prado; La belleza que encierra el pequeño formato, su riqueza técnica, refinamiento del color y
minuciosidad del detalle.
Cada cuadro es una ventana y un espejo donde fluye la vida, donde se encierra el misterio y la belleza del mundo.
Porque la luminosa certeza del arte también encierra la veracidad de la Historia Sagrada.
EVANGELII GAUDIUM
167. Es bueno que toda catequesis preste una especial atención al «camino de la belleza» (via
pulchritudinis).[129] Anunciar a Cristo significa
mostrar que creer en Él y seguirlo no es sólo algo verdadero y justo, sino también bello, capaz de colmar la vida de un nuevo resplandor y de un gozo profundo, aun en medio de las
pruebas.
En esta línea, todas las expresiones de verdadera belleza pueden ser reconocidas como un sendero que ayuda a encontrarse
con el Señor Jesús. No se trata de fomentar un relativismo estético,[130] que pueda oscurecer el lazo inseparable entre
verdad, bondad y belleza, sino de recuperar la estima de la belleza para poder llegar al corazón humano y hacer resplandecer en él la verdad y la bondad del Resucitado. Si,
como dice san Agustín, nosotros no amamos sino lo que es bello,[131] el Hijo hecho hombre, revelación de la
infinita belleza, es sumamente amable, y nos atrae hacia sí con lazos de amor.
Entonces se vuelve necesario que la formación en la via pulchritudinis esté inserta en la transmisión de la fe.
Es deseable que cada Iglesia particular aliente el uso de las artes en su tarea evangelizadora, en continuidad con la
riqueza del pasado, pero también en la vastedad de sus múltiples expresiones actuales, en orden a transmitir la fe en un nuevo «lenguaje parabólico»
[132] Hay que atreverse a encontrar los nuevos signos, los nuevos símbolos, una nueva carne para la transmisión de la Palabra, las formas diversas de belleza que se valoran en
diferentes ámbitos culturales, e incluso aquellos modos no convencionales de belleza, que pueden ser poco significativos para los evangelizadores, pero que se han vuelto particularmente atractivos para otros.
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